DAME EL VIENTO
Viento,
enjambre
de nulas
ecuaciones irracionales,
no me dejes
ir sin haber visto
entre tus
diamantes negros
ese brillo
de carbón que es como la voz
que borra
todos los sonidos,
una luz que
sea como despertar,
un instante
parecido a dormir despierto.
© Gabriel Francini
Hermoso poema. Visión de un momento sublime.
ResponderEliminarQué lindo, Gabriel!
ResponderEliminar