Presa que palpita
Voraz
repto con los ojos
el desierto líquido de la noche
mis brazos en llamas
y todo un cuerpo de arena húmeda.
A veces quisiera incendiar esa calma
que nos envuelve en algodón
atravesar el silencio humeante
con uñas de alfileres.
Vuelvo a este pulso
sediento
que me tuerce hasta vos
y casi nada regresa
excepto tu miedo.
En la cuerda floja del deseo
quiero tensar tu caricia
hasta crujir adentro de mis vértebras.
Te diluyo de nuevo en el ramaje de un sueño
el hambre riega tu nombre en la tela.
Desnudo
en el alba te huelo
y todo el jazmín se condensa
en tu sangre que corre
y deshoja este párpado
gastado de tanto verte
así
rodeado de sombras
brillando en mi almohada
© Washington Atencio
Alto erotismo. Salud! Alfredo Lemon
ResponderEliminarSemsual !
ResponderEliminarMaravilloso poema! Gracias! Silvia Durruty.
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