Nunca
fuimos a un cine de verdad.
Éramos pobres con razón
y no comprendíamos que las cosas
a veces existen muy lejos,
inalcanzablemente lejos
de nuestros deseos.
La única pantalla que vimos
fue el espejo de la luna
que brilla en las noches despejadas.
© Aníbal Costilla
ResponderEliminarBello, bello.
Lily Chavez
Que buen poema.
ResponderEliminarGracias.
Ana Romano.
Qué precioso.
ResponderEliminarEse final es todo el poema!
ResponderEliminar¡Muchas gracias, estimados amigos! Un abrazo gigante para todos.
ResponderEliminarAníbal
Bella pantalla! Gracias
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