Necesitamos
un abuelo que sentado al revés en una silla de paja bajita
nos cuente historias fantásticas,
una quinta y un molino de viento detrás de la vieja casa
para autoabastecernos de verdura fresca,
necesitamos una abuela que críe sus gallinas ponedoras,
un gallinero de chapas y gallinas blancas creciendo como flores
en los árboles al caer la tarde,
necesitamos la penumbra de los dormitorios de la vieja casa
el comedor deshabitado y somnoliento
de día la radio encendida al aire sobre el zócalo de la ventana
un palenque donde colgarse de las piernas cabeza abajo y hamacarse
necesitamos treparnos a la torre de bolsas de sorgo
y tirarnos ahí panza arriba
y que nos abrigue el olor del galpón,
silencio, necesitamos silencio para escuchar el canto de los pájaros,
el crepitar de la mecha del sol de noche al agotarse,
el tropel de los caballos
el viento en el cañaveral
y el
chirrido metálico de la rueda del molino.
© Stella Marys Darraidou
Necesito vivir allí!!
ResponderEliminarCasi todos necesitamos volver. A los abuelos, las casonas, las plantas de higos, los loros, la vida campesina de los abuelos, nuestras infancias tibias como una batata dorandose en un bracero. Feliz poema Stella. Marta Comelli
ResponderEliminarMe encanta. Y me lleva a la infancia en la casa de los abuelos. Griselda Rulfo
ResponderEliminarMe hiciste sentir que estaba ahí
ResponderEliminarGracias a todos por su lectura y sus comentarios.
ResponderEliminarGracias Gustavo por difundir.
Stella Marys
Ah, el campo....!!! Un lugar para volver a respirar...gracias!
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