Mayo
Japón en Colegiales
Si esta fuera una casa japonesa,
quizás no tendríamos más
que un cuarto que midiera tres tatamis.
Entonces, la cama de dos plazas
que corona éste cada vez
más pequeño no entraría. En ella,
las mañanas y las noches se entregan
en bandejas de plástico madera
una melamina rayada que quemé
con la hornalla. Este otoño tiene
los colores que nos merecemos.
Y a veces, entre ese montón
de hojas de liquidambar en que Morón
se entretiene husmeando sucede
un instante de pura belleza,
un mero instante.
Todo poema se escribe en la ignorancia.
Y si hay saber que eso no signifique nada.
a partir de la lectura de Kyoto de Y.
Kawabata y Una novela real de Miane Mizumura
2008/ 2019
© Juan Fernando García
"instante de pura belleza"
ResponderEliminarun gusto leerte!
Gracias!
norma starke