Poema de Guillermo Siles
EL CAUCE Y
LA COSTUMBRE
Estremecida
de tiempo
la espesura
de la yunga
va
menguando
y se hace
oro, la ciudad
hasta los
cerros es espera.
Acuático,
febril, desmelenado
el tiempo
arrasa
y ya no
queda resto
ni brillos
en la cuesta,
está aquí
la tormenta
alzándose
en el río
sin que la
mires llega
a destronar
la tarde
a beber la
claridad
que falta,
las luces
se
encienden sin aviso
el vendaval
estira sus
reflejos
y las
enturbia con rigor
de agua,
algo
ya no grita
en el cauce
turbio,
callecita abajo
la
correntada barre
los
desechos y las penas
allá donde
se inunda todo y todo es agua
que durará
días y días.
Así el
martirio de este barro
perdura sin
dolor
al pie de
la mañana
no es
mansedumbre
ni es ansia
o verde espera
oscurecida
hasta lo hondo
la
costumbre persiste
verano tras verano.
© Guillermo Siles
Etiquetas: Guillermo Siles
3 comentarios:
la tormenta no mirada, llega a destronar la tarde, a beber la claridad que falta. El tiempo arrasa, la correntada barre los desechos y las penas, hace barro, barro doloroso ya sin algo que grite, barro aún sin dolor, anestesiado barro que no es ansia ni espera, sólo barro acostumbrado que persiste, y otra vez y otra vez y nuevamente, verde América, nuevamente. Abrazo, Guille. Abrazo abrazo.
Qué buena "deScripción" de una tormenta y lo que arrasa, costumbre de la tierra ...o del hombre. Abrazo, Inés Legarreta.
Muy buen poema, con un ritmo in crescendo---y sí la costumbre persiste. Felicitaciones.
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