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15/9/21

Poema de Guillermo Siles

  


EL CAUCE Y LA COSTUMBRE


Estremecida de tiempo

la espesura de la yunga

va menguando

y se hace oro, la ciudad

hasta los cerros es espera.

Acuático, febril, desmelenado

el tiempo arrasa

y ya no queda resto

ni brillos en la cuesta,

está aquí la tormenta

alzándose en el río

sin que la mires llega

a destronar la tarde

a beber la claridad

que falta, las luces

se encienden sin aviso

el vendaval

estira sus reflejos

y las enturbia con rigor

de agua, algo

ya no grita en el cauce

turbio, callecita abajo

la correntada barre

los desechos y las penas

allá donde se inunda todo y todo es agua

que durará días y días.

Así el martirio de este barro

perdura sin dolor

al pie de la mañana

no es mansedumbre

ni es ansia o verde espera

oscurecida hasta lo hondo

la costumbre persiste 

verano tras verano. 

 

© Guillermo Siles

3 comentarios:

  1. la tormenta no mirada, llega a destronar la tarde, a beber la claridad que falta. El tiempo arrasa, la correntada barre los desechos y las penas, hace barro, barro doloroso ya sin algo que grite, barro aún sin dolor, anestesiado barro que no es ansia ni espera, sólo barro acostumbrado que persiste, y otra vez y otra vez y nuevamente, verde América, nuevamente. Abrazo, Guille. Abrazo abrazo.

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  2. Qué buena "deScripción" de una tormenta y lo que arrasa, costumbre de la tierra ...o del hombre. Abrazo, Inés Legarreta.

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  3. Muy buen poema, con un ritmo in crescendo---y sí la costumbre persiste. Felicitaciones.

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