No hay hombre en soledad total
aunque las sombras se empecinen en rodearlo;
existe una soledad mayor que nos protege
de la soledad individual que habitamos:
la que nos cuida de no estar realmente solos
aun cuando creemos estarlo.
Si así no fuera, los ateos descubrirían
el inmenso vacío donde vagan;
los creyentes caerían en la cuenta
de que no hay dios capaz de socorrerlos,
y par ambos -náufragos de la Nada-
sobrevendría la locura.
© Rubén Derlis
Bravo! Hermoso tu poema Rubén.
ResponderEliminarAbrazo. Tere Vaccaro
Este poema travieso me deja algo desconcertada, querido Rubén Derlis: no sé con cuál de las múltiples soledades de que habla tu excelente poema me quedo finalmente. Seguramente me quedo con tu humor y tu fina ironía. Un abrazo, Elena S. Eyheremendy
ResponderEliminargenial Ruben cuanta poesia , me encanto el desarrollo y el final abrazo grande y felicitaciones amigo
ResponderEliminarMuy interesante poema
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