Poema de Marx Bauzá
Lo tuvimos
casi todo.
He
intentado con vehemencia
estos días
salvar mis
alegrías del hogar,
rosadas.
He podado
sus hojas
putrefactas
y muertas,
con extrema
paciencia.
He estado
atento
a la
cantidad de agua que beben.
Las he
puesto al sol
para que
hagan fotosíntesis.
He invocado
a los budas y bodisatvas,
en su
nombre.
Le he
pedido tanto a Dios,
en todas
sus formas
para que
sigan aquí,
a mi lado,
a pesar de
todas
las
inclemencias del invierno.
No tienen
flores,
ahora
pero no me
importa.
Solo quiero
compartir con ellas
un día más
y sonreír
al verlas en
el dintel de mi ventana
mientras
friego los platos y ollas
y la espuma
se escurre
lentamente
por la
superficie de los platos.
Aunque hayas
elegido
no
compartir tu vida,
conmigo.
Aunque elijas
dejarme una noche
y llamarme
la tarde siguiente
para saber
si estoy bien.
Aunque mis
lágrimas
caigan
al
fregadero
mientras
escucho la voz de Dido:
No quiero
mover ni una sola cosa,
podría
cambiar mis recuerdos.
Aunque las
letras de Adele
tengan más
sentido que nunca:
Las
cicatrices de tu amor me recuerdan a nosotros.
Me dejan
pensando en que
lo tuvimos
casi todo.
Vi morir
las flores
y no me di
cuenta
que te
estaba perdiendo.
Quizás fue
demasiada
felicidad.
Lo sé.
Te veo ahí.
Al lado de
los lazos de amor
y ahí están
los vasos
que usamos,
apenas
ayer,
y más allá
las espinas
de mi cactus
indemnes
entre las
suculentas y petunias
violetas,
con el
cielo gris
cemento
que me
recuerdan a tus ojos
alejándose
diciéndome
que seamos solo amigos.
© Marx Bauzá
Etiquetas: Marx Bauzá
1 comentarios:
amor que duele, gracias por el poema
Silvia Loustau
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