Cuerpo
Debo comer
menos hidratos, tomar café descafeinado,
seguir el
ritmo circadiano.
Ya no tengo
el vientre plano, la cintura ceñida,
ni las
piernas levemente separadas a la altura de la ingle.
Deja marcas
el insomnio, los desvelos,
las
lecturas prolongadas.
Entristece
la piel, aja los sueños, cerca los ojos,
raspa la
voz.
La luz del
sol es amiga de la juventud, beben juntas
el licor que
las desgrana.
Seducción,
maldita estrella en mí, despilfarro cuidado.
El mandato
estético de la época impone el canon de belleza.
He de armar
un cuerpo sólido para atravesar la época:
amo mi
construcción, la he transpirado, equivocado, respirado.
Escrita
está con tachas y enmiendas en el cuerpo,
cada día
una escena detenida, pelo oscuro, labios rojos,
sombras
azuladas, maquillaje mate beige
corrido
tantas veces por el llanto y la risa sobre
el hombro de la utopía.
La
imperfección aparece de súbito, en el escote,
en la
firmeza de la piel, en la mirada de los otros.
Cómo
enmascarar mi eterna adolescencia,
la lolita
que surgía a los ojos de aquellos
la mirada
entrecortada por un dejo del alma.
El deseo de
la carne desnuda la penumbra,
escribe
sobre la humedad del espejo la victoria en la derrota
y en la
derrota, la victoria.
Bajo cruces
invisibles yacen cuerpos, escorzo de huesos.
un gesto de ausencia sin mirada,
pero
crece en la boca del musgo como un alfabeto de corales,
un nuevo
sonido que se agita. Otro sentido en el coraje,
otra
dicción en la desventura. Un eco que se
expande,
como piedra en el agua, la palabra.
© Elena Garritani
Duro, sin concesiones... Hermoso! Teresa Gomez
ResponderEliminarBellísimo!!
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