Permiso
ajusto
el cuello de su abrigo
no
porque empieza a olvidar
sino
para que empiece
dejar la
mujer
de la
ventana reír
en su pausa
de madre
o de noche
hasta
fraguar
el espacio
y a dos
voces la mañana.
Si hubiese
pan
nos
detendríamos a comer.
Esquivamente.
© Susana Szwarc
ResponderEliminarbella metáfora, imágenes poderosas.
EXCELENTE !!!!!
ResponderEliminarMuy bueno Susana! Nunca defraudas! Excelente!
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