BALADA DE
AUSCHWITZ
En la
valija de Jacobo caben
una camisa,
una fotografía
y el polvo
del camino
que
adelgazó cuando lo enterraron.
Estos son
los anteojos de Issac.
Los de ver
irse el mundo
por una
grieta de un vagón del tren.
Los
limpiaba con su aliento. No podía
respirar si
miraba,
si
respiraba se quedaba ciego.
Este es el
pelo de Esther
encaneciendo
solo. Esos
los zapatos
de Samuel y la muleta de Aarón
y la pierna
de madera de Raquel.
En esta
mancha del jergón de paja
se disolvió el niño
al mamar la
tiniebla de su madre.
Esa es la
tela que tejieron con sus cabellos
( y es que
lo frágil
hila el espanto. )
Este es el
sobretodo de Josué
donde se
encerró. Su casa oscura.
No lo
pudieron hallar
cuando lo
asesinaron.
Detrás de
las barracas
los
hambrientos alambrados
el ojo
demente de los reflectores
y un
patíbulo.
Fuera de
Auschwitz todo es nieve
y silencio.
Hombres y
mujeres por la tierra.
Por toda la tierra
sombras
de
blanco.
© Leopoldo Teuco Castilla
Excelente poema y muy conmovedor
ResponderEliminarSe disolvió el niño al mamar la tiniebla de su madre ...una síntesis poética, terrible y deliciosa, del espanto...
ResponderEliminarConmovedor y muy potente. Y la tristeza de saber que fue terriblemente real. Alfredo Lemon
ResponderEliminarDolorosamente bello. Gracias poeta.
ResponderEliminarGran poema!! Gracias Teuco! Beatriz S.P.
ResponderEliminarFelicitaciones Teuco!! Gran poema! Beatriz S.P.
ResponderEliminarexcelente!
ResponderEliminarFuerte poema querido Teuco. Bellamente expresada la cruel realidad. Abrazo. María Paula Mones Ruiz
ResponderEliminarExcelente y conmovedor este poema. Felicitaciones !!
ResponderEliminarRosa Lía
Un poema gráficamente tocante, un tema difícil para poetar. Felicitaciones, Teuco.
ResponderEliminarConmueve! Fuerte y me quedó el silencio interpelando.
ResponderEliminarestremecedor
ResponderEliminarFelicitaciones, poesía necesaria!! Gracias, Teuco!!
ResponderEliminarVívido. Me encantó.
ResponderEliminarFuerte, humano, hermoso poema.
ResponderEliminarEstuve en el Museo del Holocausto. También tuve que exorcizar en un poema ese terrible llamado de los objetos, sus señales.
Verónica M. Capellino Rando
Fuerte, humano, hermoso poema.
ResponderEliminarEstuve en el Museo del Holocausto. También tuve que exorcizar en un poema ese terrible llamado de los objetos, sus señales.
Verónica M. Capellino Rando
Excepcional en todos los sentidos. Isabel Llorca Bosco
ResponderEliminarImpacta y conmueve!👏👏👏
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