Tarde
comprendo que no hay relación entre el tamaño de las manos
y el caudal
de su entrega
que por el
volumen del habla no conocí al captor
ni el talle
del amigo era acorde al de su lanza
Vuelvo a
confundir al depredador por la silueta equivocada
Descubro el
cebo que imanta y es irrelevante:
no asegura el final del engaño
Una semilla
se transforma en la visión del jardín
Pero un
jardín no admite otra visión
Soy este
animal inapetente que entierra todo para después
cuyos días
se inventan entre episodios y enigmas
La energía
alcanza a colgar un cuadro,
pausar una
serie favorita,
cargar el
mate del odio
manteniendo
esa impávida postura:
Ser prolijo
simétrico y desarraigado
Tarde
entiendo que lo que viene desafilado y sin gruñido
alienta a
esa serpiente a desenterrarse en nosotros
Junto a mí,
alguien habla de las avispas
y yo las
sueño a la siesta
Lavo y
cuelgo las copas
mientras
madre toma con fuerza su garganta
así voy con
los demás intercambiando terrores
Deseo
que algo súbito se desencadene,
que tenga
relación que tome el coraje
que
evidencie la disolución
Un elefante
que arrastre este mutismo confortable
aunque
luego de madrugada el espectáculo se reduzca a esto:
una hormiga
demoliendo la noche,
el vino
derramado la dulce fortuna
“Somos como
la madera verde, nuestro fuego produce más humo que luz” Cusano
El día
anterior a tu partida visitamos el laberinto
Tal es su
estructura de serpiente
un
laberinto es una coreografía del desánimo
Una
voluntad pequeña allí se engrandece,
nos espeja
al tortuoso laberinto interior
Fascinado
entre la simetría de arbustos avancé
deambulando
hasta la rabia
Chocando
con esquinas desproporcionadamente angostas,
volviendo
sobre mis pasos como si fuese un distinto sendero cada vez
creyéndome
cerca cuando en realidad me alejaba
Y vos,
clarividente
desde una torre te deleitabas de la incesante
derrota:
quedar
repartido entre negaciones y enigmas,
que se haga
tarde y no avance a la salida
Toda una
ingeniería del desencuentro
y una
espectadora inalterable
que observó
con la incontinencia del apático
al que no
le interesa la jugada
o era ya
parte de la escena
un ejemplar
más entre los cipreses
dispuestos
a cerrarnos al mundo
© Laura García Del Castaño
Magnífico poema Laura. Intenso, vivificante! Abrazo grande, Alfredo Lemon
ResponderEliminarConmueve este poema entre sus desgarros y laberintos , esa serpiente que aparece desenterrada, esa ingeniería del desencuentro!! Fuerte y verdadero .Gracias querida poeta
ResponderEliminarGenia Laura
ResponderEliminarGenia Laura
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