Un
mecanismo de supervivencia
Una banda
narco cayó hoy: escondía cocaína
en ositos
de peluche, ahora destrozados
sobre una
mesa, el algodón saliendo a borbotones
de la
cabeza arrancada del animal y los ojos,
dos
caramelos negros y duros
brillando
en la oscuridad.
Al costado,
la pared y la luz fluorescente, las espaldas
desnudas de
los narcos, cubierta la cabeza
con su
propia ropa, como si no fuera
humana sino
de vaca o de león cansado. Afuera de la casa
la mañana
permanece y es la hora en la que todo
está por suceder.
Vivo al lado de una escuela
parecida a
la escuela a la que fui y parecida
a la que
irán mis hijas y mis hijos y los hijos
y las hijas
de mis hijos y mis hijas. Mi cuerpo
ya muestra
la señal del descontento
que habita
en todos los cuerpos: las manos
algo
ásperas, los brazos cansados
las
comisuras y sus líneas suaves:
un camino
trazado sobre el que ya
no es
posible regresar y las cosas
que
simplemente abandoné y dejaron
de ser mías
para siempre. Un tender, el balde,
las macetas
vacías y apiladas
desde el
principio de los tiempos, van
tomando forma, fijando
un
mecanismo de supervivencia.
No sucede
mucho más: anuncian un decreto, picadas
mortales,
cada vez más parejas se separan
entre los
35 y los 40, una edad que tendré
en poco
tiempo y aún así nada puede retrasar el lunes,
las hojas
barridas prolijamente a un costado de la calle, el sol que roza
un
fragmento de pared y forma un cuadrado blanco
que se
vuelve claro, cada vez
más claro
hasta borrarse por completo.
© Flor Defelippe
Bienvenida Flor a éste sitio que pretende difundir a poetas contemporáneas/os. Abz enorme, Gus.
ResponderEliminarBienvenida Flor y que fuerte y bueno este Poema.
ResponderEliminarBienvenida Flor a este sitio generoso y de excelencia que dirige Gustavo hace 15 años. Tu poema es un ejemplo que cuando existe el talento, lo cotidiano circundante se puede decir con belleza y reflexión. Gracias! Alfredo Lemon desde Córdoba
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