Poema de Benjamín Fructuoso
Esta noche
me alejo de casa
el bosque
esconde la luna
convido al
candil
una gota de
luz de la lámpara a gas
y avanzo
por un sendero de viento imantado
Entre la
oscuridad y la pobre lumbre
encuentro
un murciélago trazado con hilo rojo
en la
corteza de un árbol
el miedo me
inunda las venas
en esta
madrugada anónima
Por un
momento
un búho me
acompaña con la mirada
se pena
menos la vigilia
si es de a
dos
pero él me
abandona pronto en vuelo nocturno
y yo vuelvo
al pernocte solitario
Un puñado
de luciérnagas reflejan del cielo
camino
lácteo de estrellas insomnes
hacia allí,
donde apunta el guardián de Orión
Mi antorcha
evidencia las sombras
danzando en
penumbras
y tropiezo
con ellas
las brujas
bailan al rededor de una fogata
toman y
escupen brebajes azules a las llamas
se ríen de
la noche que las cortejó hasta estas horas
ríen y
lloran gotas-rocío
que
salpican mi cara
sus manos
alcanzan el plenilunio y yo por fin me sereno
la aurora
trajo consigo
el canto de
un pájaro
y se llevó
las sombras
a otra
parte
© Benjamín Fructuoso
Etiquetas: Benjamín Fructuoso
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