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20/5/21

Poema de Sebastián Olaso

 


 

No hay frontera, ni océano,

 ni túnel ni escalera.

El campo de batalla se ha quedado mudo.

Mudo de rezos, de deseos, de deserciones.

Desierto de toda estrella, de toda ola.

La sangre se derrama entre las piedras.

Ni siquiera pide que la muerte.

Ni siquiera pide que no.

Mudo, mudo de toda palabra salvaje o salvadora.

La guerrera luz que se ha fugado del cuerpo

se ha fugado también del mundo, del camino,

del arte de esperar,

del oficio de sentir, del mandato de creer,

de crecer, de vencer, de afirmarse.

Desierta de todo mañana, de toda caricia,

la médula del infinito

se deja escurrir entre piedras apedreadas por el sol.

 

© Sebastián Olaso

1 comentario:

  1. la médula del infinito a veces anda en nuestro corazón.Bello poema. tinA

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