19/5/21

Poema de Ariel Ovando

 


FRAGMENTOS DE LA AUTOPISTA

 

El auto llegará

en cumplimiento de algún mandato,

alguna fantasmal premisa de Buffallo Bill

dentro del poliédrico cuerpo,

                                                    cosido

con la lengua de los predestinados.

Es el padre que viene en la madrugada.

Promesa de manicomios

           de lujuriantes objetos de control

pero, quien sabe

las palabras emplumadas rebosen la boca

el tiempo que el agua dure transparente.

Es el padre. La máquina es fiable y potente entre sus manos.

La máquina atraviesa las autopistas vacías,

las langostas destazadas

     que perduran en la claridad del tiempo.

Vamos a despecho de las elocuentes láminas,

del árbol que se conoce en la medida

que echa a perder la cesta entera de frutos.

Vamos por las últimas calles, donde la risa nos pesa.

vamos por aguas en el trance de morir o multiplicarse.

Entre demudados arrozales, vamos,

mudos y pegados al piso, y cortamos el aire

donde escuchamos las aves del Fin del Mundo..

Y nos quejamos porque hay ejércitos que no avanzan,

y vamos a perder la prole en las benditas islas.

Por los bichos muertos contra el parabrisas

                             nos pronunciamos en asco

Nos quejamos, nos enturbiamos la mente

la espiral de maldiciones tiene el corazón de la flor

pero varios días,

                       hacia abajo,

                       el corazón, hacia abajo

                                              es en la tierra.

Nos quejamos por todo.

Porque el invierno ruso se insinúa

perdición y fosa a cielo abierto.

Porque envejecemos.

Porque el auto avanza con nosotros adentro.

Porque el auto avanza de nuevo

                                      nos quejamos

pero levantamos el puño,

        al fin de cuentas

                atrapados por la telaraña

 

Es el padre el del auto oscuro.

los faros de la tiniebla,.

               las palabras arrasadas

y compartida con los insectos

hechos por el devenir de la lluvia.,

Las trompetas de Jericó

corren tras las fieras

                                en un bosque

y todo arde, todo arde:

minima moralia,

mínima

        moralia.

 

© Ariel Ovando

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4 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Inquietante, hermoso poema.
Verónica M. Capellino Rando

19 de mayo de 2021, 21:38  
Blogger María del Carmen Vianna ha dicho...

Sí, inquietante y bellísimo poema.

11 de septiembre de 2021, 15:26  
Blogger María del Carmen Vianna ha dicho...

Sí, inquietante y bellísimo poema.

11 de septiembre de 2021, 15:27  
Blogger playalagarto ha dicho...

Creo que éste poema es la génesis de otro, ahora en plena ebullición. Espero que la cosa funciones, amigo.

Abz grande
Ariel Ovando

8 de noviembre de 2021, 15:43  

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