TODOS Y
NADIE
Cada quien
nace así distinto
con la cara
que tiene
con su
gesto…
y su gracia!
y aunque no
esté contento
con su
cuerpo
(o sus trazas)
Es único
-irrepetible-
hasta
cuando se asoma a los espejos
y comparándose,
trata de igualarse
creyendo que es su reflejo
(o su máscara)
Caído en esa trampa apelará al soborno de sí mismo,
al guiño de consolación, o la cosmética
(al escalpelo, incluso)
y ya no será el mismo:
Será todos...
y nadie!.
© Walter Mondragón
Qué buen oficio en tu poesía! Lúdico y a la vez muy sugerente. Potente! También muy justa la ilustración de Gustavo. Alfredo Lemon
ResponderEliminarHasta cuando se asome a los espejos.
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