MODELO 38
Soy como un
Ford modelo 38.
No hubo que
hacerle nada
hasta miles
de kilómetros andados;
a lo sumo
mínimos toquecitos:
el clásico
"lo 'atamo' con alambre"
que no era
de temer.
Y siempre
hacia adelante
pisando a
fondo el acelerador,
confiado en
un mundo más humano
que todavía
no se dio.
Hoy la
carrocería acusa golpes
-abolladuras
que el Tiempo no perdona-,
y aunque
algunos rayones deslucen su pintura
mordida de
soledades e intemperies,
aun se
puede mostrar.
El motor
tiene varios ajustes, pero tira,
rechina
ante un mayor esfuerzo
porque los
fierros de la vida se gastan
y no hay
repuesto que valga
por más
Ford que se diga, dada su antiguedad.
Mas no
pienso ponerle una lata en el techo.
© Rubén Derlis
Divertida analogía con tu automóvil. Remate "pertinente" Abrazo
ResponderEliminarMUY BUENA LA COMPARACIÓN. SIN CONOCERTE ,YA TE ESTOY DIBUJANDO EN MI MENTE. ADEMÁS, DÉCADA DEL 30 :FABULOSA!!!!
ResponderEliminarOriginal comparación!
ResponderEliminarHermoso, cono la vida misma
ResponderEliminarMe encantò!
ResponderEliminarPatricia ALONSO.