Poema de Elena Garritani
Corolario de Dogville
Que no te
aplasten tus buenos actos,
exhala un
dejo amargo la bondad que extiendes.
Escuchas,
das la mano, regalas una flor de tu jardín.
No pides
nada a cambio, eres amable, reconoces la orfandad del lobo y la paloma.
La cruz de
Cristo y Judas.
Has
comprendido demasiado en estos tiempos y no pareces real a los ojos del mundo.
Ese
extrañamiento es oscuro. Te angustia, hace una brecha en tu corazón. Anuncia
más que un oráculo.
A esta luz
le faltan sombras, piensas.
Pero sabes,
en cualquier momento se dispara la bala, entra
en carne
ajena, sangra, riega tu camino y sigue su trayectoria.
El otro es
tu piel, pero sabes, el resplandor absoluto ciega, esa blancura irredenta tiene
ojos abiertos
a puñal
sobre la carne.
© Elena Garritani
Etiquetas: Elena Garritani
2 comentarios:
Magníficamente escrito, tu poema, como el film del genial dinamarqués,conmueve y no se lee indiferente. Palabra en arte, el arte en tus palabras! Gracias! Alfredo Lemon desde Córdoba
Gracias Alfredo por tu comentario
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