Retrato de
familia
Punto
ciego, nadie nos ve
ni sale a
nuestro auxilio
a detener
el tiempo;
ella en la
punta de la mesa,
mi mirada
fija sobre sus manos
y el viejo
mantel.
Me mira,
tiene los
ojos insondables,
los de un
regreso.
Su voz con
igual determinación
baja la
guardia y conoce
nueva
ternura: «Con esa horquilla puesta así
del lado
izquierdo
me
recuerdas a la primera
vez que te peiné».
© Carolina Zamudio
¡Qué profundidad, qué hermosura! Muchas gracias
ResponderEliminarMuy buen poema. Excelente imágenes.
ResponderEliminarAna Romano.
Hermoso!!
ResponderEliminarBesosss
Madre? Abuela? Interesante poemA...
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