Era mejor
no salir.
Era mejor no hacer ruido.
Encierro
La puerta
que no abríamos
amontonaba
las hojas caídas de los árboles.
Ningún
timbre sonaba
pero los
colores de las pequeñas cosas
seguían aún
con vida.
El lápiz
amarillo,
el silencio
blanco.
El azul
frágil de la idea de huir.
—¡Por
favor, por favor,
por
favor…que no se den cuenta!
Ese era mi
rezo agnóstico,
tragado sin
saliva como se traga el silencio.
Durante la
noche sin órganos
yo deseaba
tener una pantufla para llevarla a mi boca
y morderla
duro.
Tan duro
como el encierro
me mordía a
mi.
Vinieron,
nos llevaron.
Alguien
barría las hojas en la vereda.
© Blanca Lema
Me angustia, y también incita a preguntarme...
ResponderEliminarBlanca, siempre escucho tu nombre, cuando Gus te saluda, durante las lecturas en vivo. Qué hermoso poema. Abrazo grande y gracias Gus por regalarnos esta posibilidad de acceder a lecturas que de otra manera sería imposible. Besos!
ResponderEliminarMe ha interesado al punto de volver a recorrer el espinel de este poema. 'El azul frágil de la idea de huir.'
ResponderEliminarTremendo.
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