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9/3/21

Texto de Sergio Gustavo Soler



 Una semblanza apenas tristona


Mi mamá cosía y descosía botones a destajo/ punteaba dobladillos/ zurcía medias

como único estigma de feminidad.

 

La prisa y la calma -no necesariamente en ese orden-

eran los dos ingredientes basales en las comidas preparadas con esa casi exclusiva habilidad                         

             femenina de hacer mucho simultáneamente,

y en todos los pasos avanzados.

Supo de lealtades inquebrantables, aun al límite de las equivocaciones

y de tardes azules, pletóricas de música y catequesis.

 

Sus abrazos, más celestes que azules en tanto,

solían desprenderse subrepticiamente porque los silencios

         cada tanto ganaban la batalla cotidiana.

 

Las iniquidades contaminaron en pequeñas dosis su alma abierta a las buenas causas,

grandes y otras no tanto,

(al fin y al cabo todos lo hacemos)

y sus mayores placeres: el rosario vespertino

             el té vespertino, (con o sin facturas)

             los intercambios telefónicos vespertinos

             las ansias vespertinas.

 

Leyó todo lo que pudo y garabateó cuentos y poemas

y, supongo, que el buen dios a quien se encomendó filucialmente,

le habrá asignado una estrella

desde donde otearnos…

 

© Sergio Gustavo Soler

2 comentarios:

  1. Me encantó, este recorrido por todo lo que significa tu madre.

    Abrazos
    Elisabet

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  2. Sólo vos, lo podes decir de ests manera! Felicitaciones!

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