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9/3/21

Poema de María Cristina Chiama

 


Génova


De mi abuelo Edoardo, mi fascinación por la Toscana,

el horror ante el aullido de la guerra,

heridas en un hombro,

la diabetes que le amputó las piernas a los 40,

su clausura: una silla de ruedas.

De mi abuela Lucrecia-su viuda-

el mutismo que me asalta si el día

cae como una plomada incierta.

Nunca hablaba de sí misma, nunca.

Nos dejó una foto con Evita.

Cuidaba un baño en los bosques de Palermo.

De mi abuelo Bruno, la voz de Caruso,

el ardor de la Vanguardia Socialista,

Su padre había venido por negocios,

Bruno se quedó por todo:

el hospital, la biblioteca, museo,

las clases de idiomas y el socialismo.

En la familia se decía que había tenido

una carta de Sarmiento.

En tanto, la abuela Angélica, contaba y contaba

historias reiteradas como poemas homéricos

¡que se repitieran!

Es por Génova

que ahora atrapo palabras ilegibles

en los restos del pasaporte de Edoardo,

de allí que acaricie una Divina Comedia

florentina, que guarde un ejemplar

de la Vanguardia, que adore Mar del Plata

como todos ellos.

Cuando se cierra la vida

quedan tantas preguntas.

Si lo hubiera sabido.

 

© María Cristina Chiama

6 comentarios:

  1. En estos días estábamos viendo las historias de vida de los abuelos, recogimos lo que cada uno sabía. Esto fue encuentros. Tu poema me llevó a momentos de vida, a lugares ancestrales. Me emocionó.

    Abrazos
    Elisabet

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    Respuestas
    1. Gracias Elisabet Cincotta. Me alegra el hecho de habernos comunicarnos humanamente.

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  2. Belleza que conmueve, la voz de los ancestros en tu poesìa. Gracias

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  3. Gracias! Mi correo está mal es cristinachiama71@gmail.com!

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