Salvaje en
la infancia llevo,
como una
tatuada ojera del infierno
la sombra
aquella grande del ombú,
donde aún con la mirada,
yo también degüello los corderos.
Manta
sanguinolenta en los corrales,
secándose
al sol, como un consejo.
Eso han sido los sueños.
© Miguel Ángel Federik
Las palabras son fuertes... Vale!
ResponderEliminarMe entrega su poema una imagen fuerte, recuerdo las "macetas de pollos degollados" en el solar de la casa de la abuela;
ResponderEliminarigual, sus corderos y esa "manta sanguinolenta en los corrales"... excelente poema.
Fuerte, contundente y bello!
ResponderEliminarFuerte. Tremendo ybello poema..." Eso han sidol os sueños..." abrazo Miguel
ResponderEliminarMuy bueno! "como una tatuada ojera del infierno"
ResponderEliminargracias!
norma starke
No me sorprende tu excelente poesia Felicitaciones amigo abrazo grande
ResponderEliminarqué fuerza en cada palabra!" no hay lugar a dudas pero sí a la belleza! susana zazzetti.
ResponderEliminarMe parece fuerte, inmenso este poema.
ResponderEliminarUn abrazo!!
Un gran poema, dice, grita. Felicitaciones.marta Comelli
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