He escrito
varios poemas
ninguno
llega a decir de mamá
la luz de
una lámpara de acero con cuerpo de serpiente volcada directa
sobre la
camisa o los ojales
la aguja y
el hilo iban y venían
con firmeza
mamá repasaba
esa es la
palabra
los botones
/ el brillo de los cuellos / los puños:
la blancura
era una de sus obsesiones
y la
perfección de la caída
de un
vestido tapado bata pañuelo de seda
siempre el
perfume con ella
en el
escote y en el pelo ondulado de joven
en los cajones
de los placares y en cuanto importaba
simple y
natural
su elegante
indiferencia
a casi todo
a nosotros
sus hijos
le costaba
prestarnos atención
si no era
para señalar una mancha o un deber
o ponernos
en la fila de lo que había que corregir
sin embargo
no me ha
dejado
más marcas
que una madre amorosa
de ésas que
hacen el pan con sus manos y te arropan todas las noches
cuántos
hermosos poemas y versos
que me son
ajenos (y les serán a mis hijos)
pero no me
desvela
la idea
porque
igualmente
siempre
quedamos los hijos
haciendo
cuentas y ensayos
preguntas
mamá era
bella refinada estética
yo la mayor
parte del tiempo no la vi.
© Inés Legarreta
Entrañable poema que me recuerda a mi madre, en alguna medida, y me la desdibuja y dibuja nuevamente.
ResponderEliminarLa marca de la madre que llevamos impresa en el alma. Muy bello. Un abarzo
ResponderEliminarGracias por los comentarios! Si, la marca de la madre se lleva siempre y, como dice Olga Liliana, se dibuja y desdibuja. Abrazo, Inés.
ResponderEliminarEl resto de la vida es reconstruir un recuerdo. Tu bien decir es poesía siempre querida Inés
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