primera migración
a Nino, mi
padre
Te
abandonaron los pájaros
que
sostenían tu respiración
fuiste por
unos segundos
un huevo
abandonado
en la mitad
de la vigilia
aves en
suspensión
y la
carencia
mayúscula
intemperie
de la que
no se vuelve
en el
vinilo caliente
de la noche
se
desmoronaron los ácaros
guardianes
imperiales
de tu almohada
uno a uno
te robaron el aliento
hasta
asumir tu delgadez
y fuiste
légamo
lluvia que
remonta vuelo
un padre en
su gravedad
y yo tu
espermatozoide victorioso
más vástago
que nunca
me quedé
con tus últimos oxígenos
de rodillas
absurdo
para llorar
tu muerte.
© Eduardo Espósito
Conmovedor, Eduardo. La belleza del dolor, su desolación en este poema. Abrazo!
ResponderEliminarmuy sentida elegía. Abrazo grande. Teresa Gerez
ResponderEliminarMuy bellas imágenes en este sentido poema.
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