La hamaca
Me tiro al
sol
boca arriba
el pasto es
muy suave
no hay
espinas
ni cardos.
Cierro
los ojos
igual
que en la
plaza.
Me empiezo
a hamacar
despacio
me empujo
hacia atrás
con una
fuerza
que no
tiene movimiento.
No despego
el cuerpo
del pasto
ni un poco.
Me doy
otro envión
ahora
para
adelante
más fuerte
uso todo
el cuerpo.
Tengo dos
redondeles
de sol
en los
ojos.
Me hamaco
cada vez
más fuerte
sin marearme
cada vez
más rápido
sin miedo
ni vértigo.
La tierra
es mi hamaca.
Tengo
cosquillas
pero no son
de risa.
Parecen
de felicidad.
© Daniela Camozzi
un encanto expresivo. lo voy siguiendo. susana zazzetti
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ResponderEliminar... Me hamaco... Esa sensación. Bravo
Maria Gabriela Micolaucich
Muy bello!!
ResponderEliminarMagnífica hamaca poética donde reposar y repasar vivencias. Vértigo feliz! Alfredo Lemon desde Córdoba
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