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9/3/21

Poema de Beatriz Arias

 


 

Y uno siempre va tratando de sumarle caricias a la

herida, pero el cuento regresa a veces con su prosa

de hielo. Y entonces despertamos cuando no

debemos despertarnos.

Y la palabra que nos aturde es Dios, el signo

que nos pesa sobre la pupila huérfana es

infinitamente todo el cielo.

Pero luego ciertos lugares, ciertas voces nos

informan que se siguen trazando algunos puentes

como lazos de plata.

Algunas puertas como gargantas azules

liberan estrellas que se hunden

en el pecho. Miradas como alas de vidrio,

nos justifican las  calles otoñales, regadas de

ventanas con madres que no saben morirse,

de cuadernos con sus mayos abiertos

al reloj recién amanecido de los hijos.

 

© Beatriz Arias

3 comentarios:

  1. Siempre con la fuerza y la calidad estetica de tu poesìa un cariño grande y Felicitaciones

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  2. Muchas gracias Gus por tu generosidad. Besos
    Beatriz

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  3. muchas gracias Norberto por tus palabras. Abrazos

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