Casa mía
Acá está
todo lo que soy,
estas
paredes pálidas contienen,
las
pasiones secretas del verano
y los días
pausados del otoño.
Huele a
papel,
a madera de
otros tiempos,
a comidas
diversas,
a frutas
abandonadas
sobre
fuentes de losa,
a gatos que
descansan
sus sueños
de cacerías
sobre
almohadones grandes
y a hojas
verdes y flores.
Esta nave
me alojó como un nido
y supo de
risas y de llantos,
de voces
infantiles que se volvieron graves,
de la voz
de mi madre
que se fue
con su mano entre las mías,
de cantos
de zorzales madrugados
y de
chicharras veraniegas.
De ladridos
de perros
y pasos de
tortuga, sapos y lagartijas.
Aquí
transcurren noches desveladas
en viajes
de libros y escritos,
y hubo
épocas de vigilias insomnes
por la
aguja clavada
con la
mirada en el cielo raso
que era mi
único cielo.
Casa mía,
ni grande ni pequeña,
paredes que
acaricié con pinceles,
sueños
restaurados,
cuadros
pintados por amigos,
piedras y
caracoles traídos de otras tierras,
cortinas
que he cosido en días invernales.
Casa útero.
© Olga Edith Romero
"Casa mía, ni grande ni pequeña", sí, querida Olga, nuestros espacios que supimos conseguir, abrazo grande querida vecina! jm
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