Poema de María Ángeles Pérez López
La mujer es
un bello, implacable animal
que se
pinta con nieve el corazón.
Una osezna
que hiberna largamente
pero pare a
sus crías en el frío,
un animal
feroz, sobrepasado
por su
propia pasión, temperatura
que derrite
la escarcha y los desaires.
Mientras el
oso duerme, merodea,
mastica con
desgana los recuerdos
y rebaja su
tasa metabólica,
ella
desgasta el tiempo del glaciar
como hielo
que vive su rotura,
su
estallido feliz, cristalográfico
que le
devuelve el modo más flexible
y líquido,
también nombrado amor
o arroyo
que le corre por las patas
y hace
bajar al hijo, a los oseznos
hasta el
suelo en que habrán de levantarse.
Entonces
toma nieve y se calienta
el corazón
blanquísimo y ardiendo
en su
aterida cueva silenciosa.
A nada
temerá, con sus dos manos
arranca sus
criaturas, sus pesares,
baja vida
caliente de sus ingles,
de sus
huesos inmensos y esponjosos
que se
abren con dolor mientras hiberna.
Las
lágrimas de esfuerzo y de alegría
pintan de
sal su pelo entumecido
y al caer
sobre el hielo lo disuelven.
Con el
perfecto blanco sobre blanco,
la
floración arisca del invierno
reverdece al igual que la mujer.
© María Ángeles Pérez López
Etiquetas: María Ángeles Pérez López
4 comentarios:
que hermoso Maria Angeles encontrarte en el blog y tu excelente poema con un bello y sentido desarrollo y un excelente remate Felicitaciones un cariño
Excelente poema María de los Ángeles!!! Hermosísimas imágenes comparativas ❤❤❤
Muy significativas imágenes!
A pesar, o con el favor del frío...
Magnifica visión de sentimiento y fuerza, de decisión y entrega.
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