Tatuajes
Una
mariposa de tinta se ha posado en la espalda
de esa
muchacha.
Una
mariposa de tinta que durará más que la lozanía
de la piel
donde habita.
Cuando la
muchacha sea una anciana, allí estará,
joven aún,
la mariposa.
¿Cómo se
verá la espalda de la muchacha
cuando la
lozanía de su piel haya pasado?
¿Cómo se
verá la muchacha que ahora ilumina
la
verdulería, como una fruta más para mi mano?
¿Los viejos
de mañana se verán como los de hoy
y los de
siempre?
¿O serán
diferentes, ellas con piercings en los senos caídos
y ellos
grandes aretes en las orejas sordas?
¿Volarán
mariposas en la espalda de las muchachas viejas,
arrugarán
sus alas sobre camas del coma, se marchitarán flores
de tinta
dibujadas donde se abren sus nalgas?
Tal vez no
pueda verlo, ya yo estaré ido para entonces
con mi mano
temblando bajo un jean de mezclilla
o con la
mente ausente en la cannabis
procurando
aliviar dolores cancerígenos.
Ah, una
mariposa de tinta se ha posado en la espalda
de esa
muchacha.
Una
mariposa de tinta que durará más que su aire.
Cuando ella
haya exhalado por vez última
allí estará
la mariposa todavía.
¿Echará a
volar cuando incineren su morada de carne?
¿Se pudrirá
en la tumba como una concubina egipcia?
¿La
escuchará alguien volar o quemarse o pudrirse
y podrá
venir para contarlo?
¿Escuchará
alguien la historia desde la soledad de sus audífonos,
de los grandes aretes en sus orejas sordas?
¿No son
estas las viejas preguntas de siempre?
¿Volveré a
ver a algún día a la mariposa?
¿Volveré a
ver a la muchacha?
¿Continuarán existiendo las verdulerías?
© Gabriel Chávez Casazola
Uy! Qué fuerte! Inquietudes viejas en nuevas formas de connotar la vida!
ResponderEliminarMaravilloso, una perla
ResponderEliminarSe irá la mariposa descolgando, igual la piel; todo sentimiento exhalará. Fuerte visión.
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