Páginas

25/1/21

Poema de Raquel Fernández

  


LA MUERTE, POR FIN

 

Pamela despertó la mañana

del 3 de julio de 1971

y encontró a Jim muerto en la bañera.

Tres o cuatro lobos

(visibles ahora,

en su trágica belleza)

le lamían los ojos.

Tres o cuatro lobas aullaban.

Él sonreía, dijo ella

(una sonrisa de muerte satisfecha,

una sonrisa infecciosa que rodó como una epidemia

por las calles de París

cuando Pamela abrió la ventana

y los lobos se desvanecieron

tocados por la rutina del sol).

 

Ella también rodó,

hasta 1974,

hasta Los Angeles,

hasta el sofá y la heroína.

Si sonrió al final

(si sonrió satisfecha

en un eructo de leche y miel)

es un secreto que los lobos se llevaron

grabado en los colmillos.

 

© Raquel Fernández

2 comentarios: