Texto de Sebastián Olaso

 

 

La realidad despide lo que fue, nos deja ciegos de sueños, vacíos de buceo, de orgullo, de presente. El tiempo, el viento, el vuelo, los puertos, las caricias raspan más de lo que besan. Las gaviotas vuelan como torpedos, los olvidos son miseria, los recuerdos son clavos. Y allá vamos, seguros de un morral, de un bolsillo, de un estómago. Seguros de una geografía cada vez más impregnada de nosotros, seguros de una historia que escribe y repite nuestro nombre. Cada paso, cada letra, cada rodaja de pan, cada sorbo de agua nos reduce. Vamos hacia, nos lanzamos a, rodamos en lo que quita mucho y nada agrega. Somos una inflexible, lenta, ruidosa despedida. Jamás conoceremos el idioma de la despedida, el idioma de nosotros mismos. Los insectos de nosotros mismos. Los oasis, las trincheras, los cables, los atajos de nosotros mismos. Y allá vamos. Nos despedimos sin saber decir adiós. Dejamos silencio donde nunca hubo un eco. Arrojamos semillas que no sabemos cosechar.

 

© Sebastián Olaso