Griego
para
Ebert
No sé si sabes
que tu sangre
es la sangre que corre en todas las
palabras
desde que Prometeo robó el fuego para el
hombre.
Tu historia es la historia del fuego.
Lo escucho.
Escucho el fuego que chispea en tu voz
como viento cargando espigas.
No sé si sabes la verdad del fuego.
Tu historia
es la historia de cómo Gea parió todas las
montañas.
A veces imagino que esa historia
es un poco nuestra.
Nuestra que somos alfareros de palabras.
Nuestra que recibimos la herencia de su
tiempo.
Tú hablas de tu valiente madre espartana,
Yo la imagino:
las túnicas blancas en el viento y en el
tiempo,
herida de mil guerras, y altiva.
Y es un poco mía.
Un poco mi pobre madre pobre.
Hay mil héroes guarnecidos en tu voz
que suena a batallas viejas,
y a Patria.
Y a familia.
Tú hablas de espigas que son vientre
y son coraje.
Y yo no sé si sabes
que también mi vientre fue coraje,
que también mis manos hilaron sueños:
tengo mil lágrimas
escocidas a tu historia como si fuera mía.
Tú dices que tu abuelo ya no habita más que
en tu memoria,
y no sé si sabes
que tú lo nombras y lo traes
desde el secreto mundo del silencio,
desde la tierra que se oculta más allá de
los sueños,
como si no hubiera muerto.
Y yo pienso en la sonrisa de mi abuelo
como si tampoco hubiera muerto.
Me gusta tu voz de gaviota cruzando el
océano.
Me emociona tu voz contando historias,
tus ojos claros juntando el agua del riego.
Admiro tu palabra que puede desandar todo
el cielo,
y juntar los adioses
y volverlos regresos.
© Elsa Córdoba
Excelente. Felicitaciones, Elsa.
ResponderEliminarEmily Dickinson, Alejandra Pizarnik, Elsa Córdoba: las tres poetisas que prefiero.
ResponderEliminarHermoso poema Elsa!!!
ResponderEliminarQue decir,si no....respeto,admiracion por tal talento y agradecimiento por enriquecer la vida.
ResponderEliminarun recorrido intenso, una imagen exquisitamente engarzada a la otra. Gracias Elsa.
ResponderEliminarExcelente!,Conmovedor.Felicitaciones.
ResponderEliminarQué decir!!! Hermosísimo!
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