DIMINUTIVOS II
Yo tenía 13 años, Normita 16 y me llamaba
“doñita” como a mi mamá aunque ella
también era madre.
Me contaba de cuando iba a la escuela
pero había tenido que dejar porque
el hijo del patrón la visitaba y entonces
Normita se puso con la panza y su tata
la llevó con la abuela que era muy buena
porque no le pegaba.
Como esa vez que la maestra
mandó una nota y su mamá
que no sabía leer pero entendía
que era algo malo, la castigó con la ojota,
“changuita opa”.
Todo porque
Normita dijo
“Maestra tengo que í al baño” y se orinó.
La abuela le enseñó a hablar bien
“permisito pa’í al baño”
y por suerte Normita aprendió
a pedir chiquitito.
© Ohuanta Salazar
Gracias Gustavo.
ResponderEliminarcomo una flecha, en línea recta directo al corazón. susana zazzetti.
ResponderEliminarUy! Duele!!
ResponderEliminarTan sencillo en el decir, tan profundo que duele. Un abrazo Graciela Barbero
ResponderEliminarTremendo. Y sin embargo lograste ponerle diminutivos al dolor.
ResponderEliminarGracias
Claudia
Uff...la poesía cuando tiene verdad y se escribe desde ahí, conmueve,llega... grácias por este poema q me encantó, y eso que no soy amante de los diminutivos!!
ResponderEliminarPoemazo !!!
ResponderEliminar