POEMA FALLIDO
una vez probé morfina para ver cómo era,
mi padre agonizaba .
acerqué una cuchara a su boca y se la di
como una madre que alimenta a un hijo.
después, murió.
a los grandes poetas no les gustará este
poema,
dirán “hablame de otra cosa”.
no importa. jamás seré una gran poeta.
nombrar al padre es
la escarcha quebrándose en los pies,
flores naciendo en la grieta de una tumba,
piedritas cayendo en un estanque.
nombrar al padre es, a veces, nombrar lo
indecible.
aquella vez que probé la morfina
tenía miedo de que se le quemara el
corazón.
quería quemarme primero. no sé si era para
no dañarlo
o para arder como los leños que encendíamos
juntos.
escribo ahora y lloro sobre el fuego.
quizás el amor es esa nube espesa que nace
en las cenizas,
el poder de la muerte, una pulsión de vida,
una dulce luz
o este poema deslucido que habla -otra vez-
de lo mismo.
© Ana Gervasio
Que profundas letras nostalgia, dolor y un sentir propio de una inspiración exquisita. Felicitaciones mil.
ResponderEliminar¡Excelente!
ResponderEliminarCarlos Morteo
Estimada Ana, tu poema no falló, para nada. Tus versos emocionan y trasmiten. Muy bien escrito. Alfredo Lemon desde Córdoba
ResponderEliminarLlorar sobre el fuego! bello y tan sentido la nostalgia, el recuerdo. Muy bueno
ResponderEliminarUn abrazo Graciela Barbero