La ciénaga
Ha llegado el verano. Las hojas
cayeron desde los árboles
y el agua de la pileta, sucia
desde hace años. Aun así,
me sumerjo como si entrara
en el umbral de otro mundo.
Una madre hace lo que puede
aunque la tarde anuncie
en su aridez húmeda
un crujir de vidrios sobre el suelo
y el ritual del vino repetido
en la antigua casa.
Quizás sea yo
quien me vaya con el verano.
Mi destino es, por decir,
un escalón roto, naranjas desparramadas
en la mesa y mi cuerpo inerte, tendido
sobre las baldosas del patio.
Cuando era chico, fui
a donde se aparecía la Virgen
pero no vi nada.
© Alejandro Lastra
INTERESANTE poema
ResponderEliminarLindas imágenes Alejandro!!! Un abrazo!!
ResponderEliminarMuy buen poema!!!!
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