Cada tanto
me visitas
imprevisible cadencia que habitamos
saco de tu cuerpo
esos hierros que te oxidan
acaricio tus heridas
dejo que estés
como te gusta
acunada
en ese sosiego
del que renacemos
palpitando
en ese abismo
al que vamos
confiados
la necesidad
es áspera y breve
como ese cortejo de gallos
que nos hacía reír desde la ventana
si te dejo ir
es porque vuelves
quien equivoca
las formas de lo invisible
no podrá advertir
lo que perdura.
© Fabio Cardarelli
Bellísimo!
ResponderEliminarhermoso,,,
ResponderEliminarHermoso poema, Fabio!! 😘
ResponderEliminarQué hermosa manera de amar, con palabras cargadas de una delicada sensualidad.
ResponderEliminarSusana Giraudo