asesino
miró
vi
sabor de infierno en sus ojos
los dedos por mi cuello
el temblor
un indicio
de la luna enloquecida por mi piel
derramaba líquidos
azules
voz que me sometía
inmóvil
cuando desabotonaba mi blusa
conmoviendo cada textura
adueñándose de mis huesos
mi carne quemaba
tentador beso eterno
rompió el esternón
tomó mi corazón caliente
en último atisbo de voluntad
mordí su boca
a vivir
a vivir
bebí su sangre
huí
sin latido
victoriosa
intacto mi rojo
vacía de alma
ajenos murciélagos al alba
buscaron al sol
para estrellarse
© Liliana Majic
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