Casa vieja
El sueño deja el cuerpo y lleva el alma
a la casa que demoliera el tiempo
allí no falta nadie
ni la triste melodía de la radio
un imperio de panaderos al viento
el aroma del pino y la glicina
la manta de crochet sobre la mesa
la presencia protectora de los otros
esos que a su modo nos amaron.
Porque duele estar donde no somos
más que una sombra de alguien donde fuimos.
La sensación de brevedad que nos aprieta
como un papel inútil
las manos que se arrugan y no pueden
detener la caída ni el momento
y se escapa el recuerdo
y volvemos al cuerpo ya despiertos
en este otro paisaje tan lejano
tan presente, tan huérfano, tan raro.
© Cristina Ramb
Conmueve tu poema Cristina. Abrazos
ResponderEliminar´la casa que demoliera el tiempo...´ qué lindo
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