No soy más libre que esta mirada cayendo
sobre el tazón de café. Ni menos oscuro o solo que ese alambre crucificado
detrás del cuadro sosteniéndolo en la pared. Qué cosa es esa, con la que
pretende hacernos encontrar el transcurso de unos días en su final, vividos y
soportados como si fuesen años; o qué pensábamos acaso que tendrían de
distinto. Y no es una cuestión de símbolos o nombres de días; o volúmenes de
sustancia como pompas en el aire de varios tamaños; sino que resultan lo mismo, sea cual sea el antojo del tiempo.
Deberíamos inventar un día, debimos haberlo hecho. Uno más, sin medida, sin
siquiera nombre de planeta mediante; y no para que sumen ocho en total, sino
para que se abra paso como una astilla,
como una bandera agitándose encima de algún coloso vencido; como un recuerdo
que deja de serlo para nacer en cada momento elegido. Un afán, una emoción
igual a la que nos recorre cada vez que encontramos algo que creíamos perdido.
© Leonardo Vinci
Ser más libre... Si pero buscar esa libertad que nos permitimos y animamos a defender.
ResponderEliminarUn afán. Ilusión de un día más. Aplausos siempre, Poeta.
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