SÚPLICA
Señora sedienta,
gran avara de las horas,
que marcas los segundos
dominando el misterio.
Ciegos, nos sumergimos
en tu laguna de lágrimas
y sin consuelo naufragamos.
Sempiterna señora,
fulgor de orquídea azul.
Oye nuestra súplica
por tanto desamparo.
Que nos inspiren
tus estrellas,
tu boca soberbia,
tu ambiciosa luz.
Señora inigualable,
por una sola vez
concédenos el permiso
de ver la otra cara de la luna.
© Teresa Vaccaro
Muchísimas gracias Gustavo!!!
ResponderEliminarMe encantó la foto elegida.
Creí que ponías una noche de estrella o la luna. jajajaj.
Cariños. Tere. V.
Me gustó mucho Teresa!! Gracias Gustavo Tisocco, por compartir.
ResponderEliminarHermosa súplica por el desamparo. Verónica M. Capellino
ResponderEliminarHERMOSO poema, María Teresa, saludos.
ResponderEliminarAnahí Duzevich Bezoz