El mundo se disfraza de mundo para verme
partir.
Las nubes tienen aureolas moradas, como mis
ojos,
en honor a tu nombre, Ciruelo.
"No me dejes sin mi silencio", te
pedí.
Él es la palabra que diré mañana,
la caligrafía de la falta, que saldrá de mi
mano
mientras no se duerma.
Mientras no se duerma mi pobre corazón,
agrandado por la boca de la melancolía
en las madrugadas calientes.
La melancolía es un gran río y tiene
demasiada memoria, arde de memoria
en un fondo de barro y de regresos.
Todos los regresos menos uno.
"No me dejes sin mi silencio".
Siempre tuve vocación de intemperie,
algún día aprenderé a nombrar.
© Paulina Vinderman
"Siempre tuve vocación de intemperie"
ResponderEliminarHermoso poema <3
"La melancolía es un gran río y tiene/
ResponderEliminardemasiada memoria, arde de memoria/ en un fondo de barro y regresos"
Muchas gracias por compartir Paulina.
Teresa Vaccaro.
Conmovedor y lleno de ternura. Me permito repetirte que me encantaron tus poemas reunidos en "Tocar el cielo oscuro" de Alción Editora. Alfredo Lemon desde Córdoba
ResponderEliminarquerida paulina...tu poema habitó mi alma!1gracias!!!!
ResponderEliminarmaria del mar
Gracias Paulina porvtu poema!!!
ResponderEliminarMil gracias a todos y todas!!!!!
ResponderEliminarPaulina
Bella despedida, llena de nostalgia.
ResponderEliminarAhhh ´´Ciruelo´´ y su ´´no me dejes sin mi silencio´´, que alguna vez usé como epígrafe en un poema, me encantó este volver a recordar, estos regresos, muchas gracias Paulina. marta comelli
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