Un solo delfín No sé dónde lo rescató mi
sangre
Caminaba hacia los álamos, flameados de
atardeceres y colibríes magníficos
Y no pude hacer
pie en mi propio ataúd
Así, con los velos chamuscados que no me
pertenecían,
alcancé la raíz y me sostuve en su furia
Como si de golpe la luna, vaciara su licor
en el
rugido de mis manos
© María Meleck Vivanco
(Valle de San Javier, Traslasierra,
Córdoba, 23 de junio de 1921/
Portezuelo, Maldonado, Uruguay, 8 de
noviembre de 2010)
Virgen de la Esperanza
Me alegro con la lluvia porque ella es el
templo encendido
Fernando Pessoa
Ahora llueve.
¿Qué esperás ahí con las manos abiertas?
Callecitas en zigzag y el pasto descuidado te rodean.
Una pareja se besa debajo de la lluvia.
Sobre tus manos una llave, un escarpín
a tus pies.
Milagrosa, oigo decir, pero apenas reparo en las palabras.
Voy a tu encuentro y dejo un beso para tus
dedos agrietados.
¿Qué espero en este día?
Algo de musgo, algo de yeso. Es áspero tu
corazón ¿sabías?
Pero alcanza para mí. Siento el fuego, abre
la lluvia, como una piedra encendida.
© Viviana Abnur
Gracias Gus!
ResponderEliminarGracias por traer a esta poeta.
ResponderEliminarbello poemas.
Abrazos
Elisabet
Me gusta mucho la poesía de María Meleck y de Viviana. Qué bueno poder leerlas juntas.
ResponderEliminarMi gratitud por traer a Melek Vivanco, una gran poeta nuestra surrealista.Y muy bello tu poema!!!
ResponderEliminarMuy buenas las dos! tinA
ResponderEliminarGracias por los comentarios. Muy amables!
ResponderEliminarViviana, fuimos conmovida por el mismo verso potente de María. Te abrazo. Leeré tu poesía. Andre. Lo publicado, me encanta.
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