Siento en
mí un fuego que no puedo dejar extinguir.
V. Gogh
1
Digo adiós
a Zundert.
Pura ignota
entreabierta mi adolescencia
hoy dejará
su territorio suave.
Por la vez
última
como en
todo mi tiempo del espacio natal
que mi padre con versículos
apacienta
taño el
sendero entre difuntos
que me
conduce a la fosa donde estoy
después de
haber nacido muerto
igual
treinta de marzo
mismo
lecho
un año
antes de mi nacimiento.
La piedra
con mi nombre
está pulida
por los roces del niño solitario
que a la
orilla crecía reuniéndose consigo.
Pasé la
infancia relatándome de boca a fosa
los
follajes las flores los zumbidos
heridos por la
maravilla,
mostrándome
desde mirada a abismo
el infinito
pincelado aliento.
Juntos
enderezábamos el árbol el camino el cielo
para el nido la oruga la
oración.
Ahora debo
partir
ser para
siempre mi alejado
y aún no sé
si es más fuerte el caminante o el inmóvil.
Hacia la
mano alada llevo el absorto fuego
y dibujo mi
tumba sobre fondo de lápidas y yedras.
La mano
indaga escucha desplegando
líneas contornos
sombras luces
trazo a
trazo organiza el más allá del pensamiento
es ojo azul
que no comprende pues contempla.
-Qué harás
oh Vincent sin mis días
en tu agujero
vertiginoso.
-Seguir
muriendo inmensamente Vincent.
-Qué haré
Vincent sin ti cruzando el viento.
-Vivir con
desmesura Vincent
encendiendo el jardín humano
mientras tu espalda en éste yacerá.
© Amelia Biagioni
GÉNESIS
Un puerto
de partida
en los
límites e instintos sin domesticar.
Un puerto
de llegada
en el día a
día furtivo
especie de
pudor o frescura
en la
inocencia matriz.
Y la pasión
del ángel
y el bien y
el mal agónicos
del fuego y
del hielo
cercándolos
y acercándolos
foso
asfixiante de placer
cercándonos
y acercándonos
en el
desamparo de la delicadeza.
En el
recodo de la voz aún no dicha
el gesto
bendito luminoso manso
allí
siempre humaniza
el primer
amor el primer dolor.
© Sandra Pien
Qué buen poema lograste Sandra en honor a esa poeta tan grande y delicada que fue Amelia Biagioni (para algunos con una forma misteriosa de morir cuando la encontraron...vaya uno a saber.)
ResponderEliminarMe gustó la contundencia en estos versos: "Y la pasión del ángel y el bien y el mal agónicos/ del fuego y del hielo/ cercándonos y acercándonos..." /y este tu final para un aplauso sin dudas: "el gesto bendito luminoso manso/ allí siempre humaniza/ el primer amor el primer dolor". Bravo! Alfredo Lemon desde Córdoba
Excelente poema de Amelia y tu poema tiene muy buenas imágenes y el cierre es el broche que cierra el poema.
ResponderEliminarAna Romano.