Resiembra
He reparado
en la inútil desidia de la nada,
eso de
dejarse invadir por la cómoda inacción de la indiferencia.
He
comprobado que de todo lo sentido y hecho desde entonces
el noventa
por ciento es ordinario.
Mohosas
pelusas resultantes del desdén y el abandono.
Panzona
contemplación del rosario incontrastable de mis heridas.
Sólo una
pequeña parte en el haber queda a salvo
de la
patética recopilación de mis desgracias.
Creo que es
hora de renovar el aire.
Buscar en
el fondo de mi alforja
las cuatro
o cinco semillas que aún me quedan
y en vez de
llorar sobre el terreno yermo que me dejaste,
dedicarme a
buscar otro espacio
donde
intentar resembrar.
Debo
derribar los canceles que hasta hoy me limitaron.
No importa
el tiempo que me lleve el hacerlo.
Trataré de
encontrar un nuevo surco
para volver
a honrar la utopía de mi simiente,
entre el
desierto y el orifonfo.
© Roberto
Mallea
A Roberto
Mallea
Entre el
mar y el desierto
una mortaja
de pitojuanes
acompaña tu
partida.
A tus
espaldas
una luz
mortecina
sobre
letras flageladas.
En tu
horizonte un surco.
Tus cuatro
o cinco semillas
caen en el
sendero angelado.
Los pájaros
-¡libres al fin!-
te vuelan
hacia las voces
susurrantes
del destino.
© María del Carmen Barrionuevo
Maravilloso escritor y poeta, con un fino sentido del humor. Excelente persona. Merece ser reconocido. Gracias
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