IV
No
hay noche.
Una
noche (luz apagada) desperté
bañado
en lágrimas: en mi sueño, los árboles
azules,
erguidos en el centro de un patio,
parecían
haber enmudecido
justo
a tiempo.
© Macky Corbalán
El
mismo soplo nos arrasa
imagino
la boca del viento
escupiendo
la furia
bocanadas
violetas
sobre
nuestros cuerpos
no
sé por qué
violeta
tal
vez el rojo sangre
de
los dedos
mezclado
con
el azul del río
que
cruzamos de noche
por
ese puente torcido
y
miserable
a
veces
nos
ponemos una máscara
para
evitar que la arenilla
nos
azote la cara
otras
no
piel
desnuda
para
que pegue
con
más intensidad
como
si fuera un castigo
el
soplo inmanejable
del
deseo
(como
la noche
redonda
que
no acaba)
tal
vez violeta
un
color fantasía
nunca
brisa
que
llegue como un beso
para
danzar un poco
sobre
la mesa
de
cuatro patas rotas
sobre
la vida.
© Lisa Segovia
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