SELVA
Neurasténico
es lo que soy
Loco me
dice
La rabia
acomete
y la
angustia es la dama de uñas afiladas
que
desgarra el vientre
Me encierro
en mis cuarto horas
días
enteros
con las
ampollas de morfina y la jeringa listas
Pero no
no soy
Emilio
Luis Raúl
o Saturnino
Ellos se
inyectan y son felices
El láudano
también los ayuda y el ajenjo
Salgo poco
de mi dormitorio
sólo para
ir al excusado atravesando el patio
Si la
depresión es feroz
un
lavatorio suple la letrina
El revólver
de mirada glacial
está a la
vista en el velador
Cuando me
pongo bien
soy amable
y minucioso con los enfermos
Tengo fama
de médico acertado
Así toleran
lo que llaman mis extravagancias
En el fondo
mis hermanos tienen razón
Ellos viven
el detalle de sus sentimientos
o de sus
torpes inclinaciones
Por el
contrario
mi mundo es
el de pasiones y apetitos enjaulados
Aún así
estoy criando un hijo
Sufrirá el
pobre en la aldea impiadosa
Durante mi
almuerzo
mi padre
calcado de
estampas del siglo dieciocho
me prohibió
flirtear con Selva
según él
mujer pluma
indigna de
la tribu
Bajé la
cabeza y seguí sus órdenes
como sigo
las de mi madre
que antes
de morir me hizo jurar soltería
Al tiempo
descubro
mi padre
durante años
frecuentó a
la madre de Selva
de mi Selva
alta y morena de andar soberbio
la del
rodete como una gran corona antigua
diosa
magnífica generosa con su cuerpo
nada
santulona mi hermana Selva
Después
vino la soledad el aislamiento
Selva que
paseaba en automóvil
Selva
casada con don nadie peronista
Selva que
moría de parto
Selva carne
corrompida
Selva en la
memoria
Selva
ampolla de morfina
Selva de
ajenjo y láudano
Selva
revólver de vello frío
Selva
despiadada negándose la muerte
Selva de
luz y de agonía
Selva color
selva de ojos selva de pubis selva
Oigo su voz
lejos
Viene de un
lugar incierto
como de
postal oriunda por el tiempo
Abre la
puerta
Está ahí
todo lo suyo
Muestra el
baúl sin cerrojo lleno de palabras
la mesa
lista para recibir al comensal
la cama en
espera de la muerte
y su suave
desnudez
árida
opaca
junto a un
teléfono absoluto
© Leonardo Martínez
animales
mansos sin apuro
¿Te acordás
de la foto en que creí ver una escoba tirada en el patio
y era el
caballito de tu hijo, puro encantamiento?
Primera vez
que experimenté la presencia del hijo del otro
Era el
juguete hundido en el pasto alto en plena tarde
Como un
satélite multiplicándose:
la flecha
inmóvil de una batalla, su término,
un remo
perdido en las costas de tu mar, o el mástil caído
de una
rendición.
Así tirado
era nuestra línea de partida
una hilera
de frutales nuevos,
la
necesidad de envión que persiste y es así
como toda
revelación comienza,
primero el
escalofrío, algo que confunde y se deforma,
una
transición de imágenes de distinta hospitalidad
una verdad
que llega y asesta sus tentáculos
mientras ya
pisamos lo inminente
Ahora
hablamos por teléfono y el perro de la esquina ladra,
tus vecinos
hacen ruidos que no descifras,
caminan en un plano paralelo al nuestro
y nosotros
buscamos el cómo, el de qué manera
así como
ese desafío virtual que me enviaste:
encontrar
un perro entre las vacas, un oso entre las pastillas,
la gallina
entre las ovejas
Encontrar
un rayo en el sin sentido,
un reguero
de pólvora en un planeta de agua,
un amor que
no hayas podido detener
Una luz
tapada fuimos, el uno en el otro,
de la que
solo acariciábamos su cáscara
como un
disparo alojado bajo la piel
hasta
encontrar ese caballito perdido en el jardín
un relincho
bajito y luego
salir a
galope,
despedirse
irrumpir
por primera
vez, maravillados
© Laura García Del Castaño
Hermoso poema Laura , me encantó especialmente el final , bello.
ResponderEliminarLeonardo Martinez un gran poeta que tuve el placer de conocer
Me acuerdo cuando leíste "Selva" hace unos cuantos años en una noche de Bandada y me hiciste descubrir a Leonardo Martínez. En las vacaciones de invierno del año pasado leí "Escribanía de vivos y muertos" y me resultó excelente. En recuerdo entonces de este cordobés de nacimiento pero catamarqueño residente en Buenos Aires, dejo estas líneas: "Pero qué es la belleza /Una piedra Un tren / O aquello que falta y no adivino". Magnífico! Y de tu poesía Laura, repetirte mi respeto y admiración desde siempre, desde que presentaste "El grito" (en el siglo pasado). Y hoy, convertida ya, consolidada en tu obra, en una de las voces más potentes de nuestra literatura!. "Cada día es la locura de edificar el sueño/ o el miedo de derrumbarlo". Abrazo grande, Alfredo Lemon
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