Cotidiana
Tomé sopa
recorrí la
casa
reaseguré
mi soledad.
Enhebré las
persianas
cosí
botones en las puertas.
Desnuda
miré el espejo
para
comprobar.
la aurora y
el ocaso
hojas
muertas
cicatrices.
Dentro de
mí todo sucede,
el dictado
de la luz
la
revelación de las formas.
Aguardo lo
simple y su reverso.
© Graciela Wencelbat
Mimo
Vuela el
rencor arrugando rostros
La luna
resalta los surcos de odio
En la
esquina el mimo
Se gana la
moneda
Vos y yo
nos miramos
No alcanzo
a verte
La humedad
opaca el espejo
Alcanzo a
decirte:
¿Qué sos
Mimo o Moneda?
© Humberto Manuel Botana
Entrañable siempre recordada, Graciela, con su poesía tan exacta y bella.
ResponderEliminarQué buen poema, la pregunta es el cierre inesperado y perfecto.
Gracias.
Abrazos
Elisabet
Este poema me trae una secuencia, un espejo empañado y una pasajera que quizás no sepa la respuesta de que es: mimo o moneda. Queda a la interpretación del lector, claro. Gracias. Y También por traer a nuestra siempre recordada…”Desde Graciela” como firmaba sus comentarios. Saludos!!!
ResponderEliminarAndrea
Gracias por el homenaje.
ResponderEliminarPatricia Corrales